Esta preciosa dependencia nos permite reflexionar sobre aspectos como el silencio, la concepción del espacio románico y la génesis del estilo gótico. Todo ello enmarcado, cómo no, en el desarrollo de la arquitectura cisterciense.

Esta entrada forma parte de una serie de 3 posts publicados en mi cuenta de Instagram @cister.architecture

Capiteles del refectorio de los conversos de Huerta.
Capiteles del refectorio de los conversos de Huerta.

La luz suave es una forma de silencio.

La mínima expresión de elementos también expresa una voluntad de silencio.

La piedra gris, la luz oscura y el denso espacio del refectorio de los conversos del Monasterio de Huerta me atrapan corporalmente. Me siento en armonía con sus proporciones y con su sólida materialidad.

Sus dimensiones en planta son ligeramente más pequeñas que el exuberante refectorio de los monjes que tiene a escasos metros, pero su altura es casi tres veces menor. Si le añadimos que el gran refectorio no tiene columnas centrales y sí en cambio entradas de luz por sus cuatro lados, nos evidencian lo diferentes que pueden llegar a ser dos espacios medievales, con funciones similares, dentro un mismo conjunto monástico. He de pensar sobre el concepto de unidad en un Monasterio…

Plano de planta baja del Monasterio de Santa María de Huerta identificando el refectorio de los conversos. Nótese la posición longitudinal de esta dependencia, frente a la posición transversal característica del Císter del refectorio de los monjes.
Plano de planta baja del Monasterio de Santa María de Huerta identificando el refectorio de los conversos. Nótese la posición longitudinal de esta dependencia, frente a la posición transversal característica del Císter del refectorio de los monjes.

En esta primera entrada después de un tiempo, me quedo con el silencio y la intimidad de los muros grises, las gruesas columnas, los capiteles finamente tallados y las ménsulas con modillones de rollo tan características del Císter.

Me quedo con la esencia de la arquitectura cisterciense.

Bellas columnas románicas sustentando el arranque de los nervios de las bóvedas de crucería góticas.
Bellas columnas románicas sustentando el arranque de los nervios de las bóvedas de crucería góticas.

Sólo en completo silencio se comienza a escuchar.

Y por qué no, también se comienza a ver.

Visitando en soledad el Monasterio de Santa Maria de Huerta, la luz de una tarde de invierno esculpe las columnas, capiteles y bóvedas de crucería del refectorio de los conversos. Me encuentro en la “Domus conversorum”, ese conjunto de espacios destinados a los conversos que se sitúa en el ala occidental del monasterio.

Noto cómo el silencio queda atrapado en los rincones donde no llega la luz.
Noto cómo el silencio queda atrapado en los rincones donde no llega la luz.

Tras unos minutos de silencio comienzo a escuchar a esos hombres que ayudaban a los monjes en los trabajos más duros y cotidianos de la comunidad. Les escucho comer en este refectorio…

Y comienzo a ver con qué finura y delicadeza están tallados los capiteles, especialmente a valorar porque no estamos en una sala principal del monasterio. ¿Os habéis fijado que son diferentes cada una de las sutiles molduras que hay entre las volutas y el ábaco?

Detalle de las finas volutas, las piñas, las molduras y el ábaco de uno de los capiteles.
Detalle de las finas volutas, las piñas, las molduras y el ábaco de uno de los capiteles.

Guardo silencio.

Cerramos este silencioso tríptico del refectorio de los conversos invitando a una breve reflexión sobre el tratamiento del espacio en la arquitectura cisterciense y su relación con el concepto de estilo.

Como hemos visto, esta sala invita al recogimiento y al silencio gracias a sus proporciones y a la íntima entrada de la luz que penetra a través de los gruesos muros. Nuestro cuerpo percibe, siente que está en un ESPACIO románico.

En cambio, nuestra vista reconoce los nervios diagonales de las bóvedas de crucería, sistema constructivo que dio origen al ESTILO gótico (Paul Frankl 1962, Arquitectura gótica).

Bonito rincón que ejemplifica el gótico primitivo de las construcciones cistercienses del s. XII.
Bonito rincón que ejemplifica el gótico primitivo de las construcciones cistercienses del s. XII.

Este claro ejemplo de gótico primitivo ilustra la belleza de la arquitectura cisterciense en el poderoso periodo de desarrollo del siglo XII. Este estilo gótico inicial, con las bóvedas de crucería casi al alcance de la mano, lo podemos encontrar habitualmente en las salas capitulares de los monasterios cistercienses ed la Alta Edad Media.

Nos despedimos de este espacio románico en donde las bóvedas parece que aspiran a elevarse más, mucho más. El exuberante gótico se acerca imparable por suerte para la historia de la humanidad…

Gótico que tenemos al lado, en el refectorio de los monjes. ¿Os apetece que pasemos a verlo y analicemos sus diferencias?

Enlace a la entrada de este blog en la que describimos en detalle el refectorio de los monjes:

https://cister.org/el-refectorio-de-los-monjes-del-monasterio-cisterciense-de-huerta/