El Institut d’Estudis Vallencs me ofrece la posibilidad de explicar mi visión de la arquitectura del Císter en el monasterio cisterciense de Santes Creus. La actividad da continuidad a la exposición fotográfica que he realizado en su sede de Valls, donde hago un recorrido temático y visual de la Arquitectura del Císter.
Me encanta compartir el conocimiento de estos lugares maravillosos. Espero seguir haciéndolo. Me gusta explicar lo que llevo toda una vida aprendiendo. Intento transmitir mi pasión y expresarla desde el rigor y desde el corazón. Desde la belleza y desde la sensibilidad. Hablo de la arquitectura del Císter. No es una visita turística ni convencional. No es esa mi función. No explico datos históricos o artísticos específicos de Santes Creus, para eso ya están los y las guías profesionales, que hacen muy bien su trabajo. Yo comparto mi conocimiento de 25 años visitando y estudiando monasterios cistercienses. Unos 100 a día de hoy. Y lo hago también intentado transmitir mi sensibilidad y las emociones que un lugar como este nos provoca a cada uno de nosotros.



Un monasterio medieval es mucho más que una sucesión de fechas y datos históricos. Es importante contextualizarlo en la historia, y así lo explico yo también, pero hay muchos otros elementos que podemos descubrir. Elementos y conceptos vinculados a lo que nosotros sentimos en estos lugares. Para comprender la arquitectura en la que nos encontramos y porqué nos emociona. Tengo la sensación de que cuando la mayoría de nosotros decide visitar un monasterio, lo hace más desde el pecho que desde la mente. Imaginando lo bien que nos vamos a sentir entre esos muros, el silencio que nos va a envolver, la belleza tranquila que vamos a explorar y disfrutar nuestros ojos…


Los monasterios cistercienses son arquitecturas centenarias que contienen lecciones universales del ser humano.
Sus muros de piedra nos hablan de voluntad de trascender, de ilusiones, inseguridades y capacidad de adaptación a nuevas ideas. Una lectura atenta a su lenguaje nos permite comprender el porqué de cada elemento físico y también inmaterial.
¿Por qué la luz es tan importante? ¿Cómo podemos interpretarla y sentirla plenamente?
Descubrir cómo el espíritu cisterciense está presente en todos y cada uno de los componentes originales del monasterio. Relación con el entorno (sostenibilidad), funcionalidad (economía de medios), austeridad (minimalismo), belleza (estética) son algunos de los ideales del Císter plenamente vigentes en nuestros días.


Comparto un plano del monasterio el que he ido apuntando ideas que me gusta explicar y que tenemos delante de nuestros ojos. En estas anotaciones podéis ver conceptos como: armonía, intención, luz, belleza, espacio, emoción, ligereza, estabilidad, esencia, carácter…



Una visita a un monasterio cisterciense es una oportunidad única de aprender y sentir. De emocionarse. Y cuando volvamos a nuestras casas, llevar en nuestro interior “algo” nuevo que nos acompañará en el futuro. Y nos empujará a volver a estos lugares. Esta vez con nuevos conocimientos que no se olvidan… porque los tenemos grabados en el corazón.




