La arquitectura monástica cisterciense se compone de Piedra, Luz y Silencio. Piedra desnuda, luz limpia y silencio elocuente.

Asombra la total coherencia entre los ideales cistercienses y su materialización constructiva.

Arquitectura esencial que trasciende su tiempo y llega a nuestros días ofreciéndonos espacios plenamente contemporáneos.

Ábside de la iglesia de Noirlac.
Ábside de la iglesia de Noirlac.